A propósito de nada
le escribo.
Le adjudico,
pues,
este novedoso sentido
de la pérdida
benefactora.
Se le van cayendo letras,
se le cae el pelo,
se tropieza,
querida,
se tropieza
con los peores pretéritos,
pareciera que se ha quedado
con las peores conjugaciones,
réplicas del mar,
más no la veo
siendo el mar mismo
siendo la sal.