24.5.15

A propósito de nada
le escribo.
Le adjudico,
pues,
este novedoso sentido
de la pérdida
benefactora.

Se le van cayendo letras,
se le cae el pelo,
se tropieza,
querida,
se tropieza
con los peores pretéritos,
pareciera que se ha quedado
con las peores conjugaciones,
réplicas del mar,
más no la veo
siendo el mar mismo
siendo la sal.

No es invierno
sin otros pies
que desmenuzar

debajo de las mismas
sábanas
de aquellos otros
pies

debajo del
peso
de los mismos gatos
que le pertenecieron
a aquellos
otros

a aquella
otra.

En qué andará
aquella,
no me pregunto tanto,
por que de invierno nunca fue,
de invierno nunca quiso ser.


Me integro
de costillas
al delirio
vorágine de semillas
de este vaivén
acorazado.