No, perdóname tú.
Por no avisarte que me iba a subir en el globo.
Por no darme cuenta que no querías subir conmigo.
Perdóname por culparte a tí por mis rodillas.
Por pensar que volabas conmigo.
Ya me conoces, estoy hecha de plomo.
De plomo barato.
De plomo gastado.
Tengo las manos manchadas,
los ojos teñidos,
la lengua negra.
¿Por qué no me avisaste que el plomo pesa más que una sonrisa?
Y vos ¿de qué pesas?
¿Por quién pesas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario