Yo no sé de faroles,
ni de acordes,
no sé de lecturas,
no entiendo;
las despedidas acopladas,
las miradas cancerígenas.
Se de relevancia,
de vorágine y asfixias,
conozco de manos,
de ceños fragmentados.
Yo,
no sé ni de vos,
ni de tu ombligo.
No sé de vocales,
y menos consonantes.
No sé de vientos,
ni de hojas.
No se de poesía,
ni de L e t r a s.
Lo único que conozco,
y sé,
y puedo,
y cedo,
y veo,
son tus hombros,
y las piedras.
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