Habíamos quedado en no salir nunca más de la cocina,
quedarnos ahí y derepente mirar por la ventana.
Nos habíamos puesto de acuerdo.
Decidido.
Dado un beso para que fuera real.
Hay que preveer,
antes de cualquier contrato,
que somos solos.
Y que la compañía,
siempre está afuera,
y nunca adentro nuestro.
(nadiesequedaporquesí)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar