Que bueno que existan los cordones de zapato, los tornillos, las ampolletas, los maceteros, el hilo dental, los controles remotos, las prótesis dentales, los tenedores, las botellas de vino, los neumáticos, los ceniceros, los libros con tapa dura, los enchufes, el aire acondicionado, las batidoras, los vicillos, las trompetas, los helicópteros, las mochilas, el teclado del computador, los vasos de vidrio, los vasos de plástico, las servilletas, los citófonos, los basureros, los espejos retrovisores, los clavos de olor, las pastillas para dormir, las corbatas, los taladros, las cucharas, los botones, los audífonos, las horquillas, los fósforos de seguridad, el invierno, las películas de terror, la leche, los power rangers, los autos huevo, el botox, la televisión, el cloro, las almohadas, los baños públicos, las cunas, los marcos de foto, el internet, los realities, el microondas, lo cuchillos, el cigarro, los jeans, los pasos de cebra, los ascensores, los codigos postales, los posavasos, los espejos, los alicates, el yeso, los disco pare, las carpetas, las lámparas de escritorio, las alfombras, los celulares, los cojines de pluma, los teleféricos, los postes de luz, los frenos de bicicleta, los individuales, las pinzas, los cotonitos, las motos, los puentes, las frazadas, los termos, los aros, las copas, los tanques de oxigeno, los trajes de baño, el alcohol, los lápices de ojo, el azucar, los cepillos de diente, los relojes, las cajetillas blandas y las películas dobladas.
Que bueno
porque pretendo quedarme contigo
y verte escribir
día
y
noche
hasta que se nos acaben las cosas
hasta que se nos acabe el mar
y las olas.
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