Me ha aconsejado Mario,
llorado Julio,
suplicado Gabriela,
abrazado Alfonsina,
gritado Federico,
entendido Enrique,
argumentado Ernesto,
balbuceado Pablo,
atacado Rubén.
Me han invitado todos un café
para decirme a gritos y susurros,
que me aleje de las letras,
me despegue de los lápices,
queme las hojas insípidas,
y de una vez por todas
te busque,
y ame
con mi todo.
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