Y eso que yo nunca he sido de esas, y con esto quiero decir que mi rango de muertes de caracoles era ínfima (o casi nula). Esto pasaba porque, en las noches, mi visión de las calles se limitaba solo a mis pies y con suerte quizás al semáforo que nunca respetaba.
Pero ahora todo es distinto; ahora ya perdí la cuenta de mis atentados "anti-crustaceos", y tengo la certeza de que algunos incluso han intentado salvarse gritando, justo antes de que mi pié destruya sus pequeñas antenitas y sus fascinantes casitas en espiral.
últimamente he pisado muchos caracoles,
porque ahora
a mi lado,
estás tú
sonríendo de mi mano.
(cómo no mirarte, si te envuelven las luces más rutilantes y el vaho más delirante).
(cómo no mirarte, si te envuelven las luces más rutilantes y el vaho más delirante).

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